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martes, 3 de mayo de 2016

"Algo que está en lugar de Alguien"                          Séptima Teórica - Vol. 1 (02/05) | Reflexión


- "Hoy en clase nos hicieron romper una foto nuestra." 
- "¡¿Queeeeeé?!"
   
   La reacción de mi papá, por razones tanto de valor económico como afectivo, del valor de ese recuerdo materializado, creo que sintetiza bastante bien lo que más me quedó de la teórica: el concepto de sustitución. (Para ser justa, también tirárselo así como así a mi papá sin explicarle mucho se prestaba a confusión ja, ja, ja; después le expliqué bien de qué iba el ejercicio.)

   Porque creo que a la mayoría nos resultó algo cómico, hasta tierno, el temor de los nativos a ser fotografiados por la creencia de que sus almas les eran arrebatadas en el proceso, pero ninguno de nosotros escupiría la imagen de alguien a quien ama. O insultaría, o rompería.
  ¿Por qué? 
  ¿Por qué, al contarle a mis padres acerca del experimento del taller, las reacciones que tuvieron fueron de sorpresa algo escandalizada, o de lástima?
   ¿No será que sólo lo llamamos de otra manera, pero nos pasa algo así como a los nativos?
   Una vez más, encuentro fascinante el poner bajo la lupa algo que ya existe en nosotros y, sin embargo, no estamos de todo conscientes. En este caso, la incapacidad, natural o adquirida, que tenemos de separar, disociar una imagen de alguien de ese alguien y lo que sentimos por él. Cómo proyectamos en algo exterior, del mundo tangible, algo con forma, lo que es natural del mundo de lo interno, del pensamiento o el sentimiento. Algo amorfo, pero sensible. Invisible, pero ahí.
   También los retratos de los sarcófagos, Wittick, Curtis, el signo, El Otro, Warhol, Jørgen Leth; me pareció un gran aporte para nuestros mentes en formación el breve paso por el origen del retrato,sus métodos o búsquedas y sus resultados a través del tiempo. Desde hace mucho tiempo. O quizás, mejor dicho, el retrato como comienzo de esa búsqueda.
   Nos reconocemos por nuestros rostros.  Nos expresamos por nuestros gestos.

   Por otro lado, la figura de Curtis planteó una dualidad. De primera, claro que sus tomas me parecieron de gran calidad técnica y de gran belleza. Después, a medida que íbamos escuchando cómo básicamente creó la imagen cliché del indio americano, sus motivaciones comenzaron a estimular más planteos, críticas, puntos de vista. 
   Y aún así, sus fotos me seguían impactando, increíblemente bellas.
   ¿Se lo puede culpar por perseguir sus propias convicciones o conceptos de lo era/debía ser un nativo americano? ¿O su interés era más empresario que antropológico? ¿O sino puramente estético?
    Sobre todo, me asombra el impacto que puede tener un fotógrafo o su manera de retratar, en la concepción del otro, en la construcción del imaginario cultural. De repente, si nos piden que dibujemos un indio, todos haríamos a uno que tuviera plumas en la cabeza.
    El retrato siguió su camino, y los ejemplos que pusieron, a través de los años y diferentes contextos, nos hacen pensar en lo que mostramos, lo que vemos y lo que los otros ven en nuestros rostros. Las fotos de fichaje de cárcel, por ejemplo. ¿Prejuzgamos? ¿Asumimos? ¿O vemos? ¿Qué mostramos? ¿Qué [no] nos preguntamos?
   Ese algo que está en lugar de Alguien es ese alguien, por lo menos en ese soporte, por el tiempo que dure. Y también es el que crea ese algo, porque si acaso algo nos cuesta, o quizás nos es imposible, es disociarnos, separarnos. No ponernos. 
  
    Con respecto al "no apto para impresionables", creo que no fue para tanto. No sé si es porque ya estamos bastante educados en absorber imágenes todo el tiempo, como parte de nuestro estudios, o qué, (y sí, hay gente más sensible que otra) pero, salvo las fotografías de naturaleza muerta con cuerpos humanos reales (que traté de ver de la manera más profesional y distanciada posible, y no por mucho tiempo - hey, yo también soy sensible) no me parecieron tan repulsivas, grotescas o morbosas, como de hecho pensé que podían llegar a ser cuando nos advirtió Gabriel al principio. Pero definitivamente lo que vimos dejó en claro que retratar no necesariamente es tomar una foto o dibujar un rostro. Es más que eso. 
Es observar, escuchar, imaginar y mostrar al otro.

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